Mientras buceaba en las paradisíacas aguas de Belice, Greg Marshall se encontró con un tiburón que llevaba pegado un pez rémora. Fue en ese instante cuando al biólogo marino de National Geographic se le ocurrió la Crittercam (cámara para los «bichos»), una cámara que se acopla al cuerpo de los animales y permite grabar lo que las criaturas están experimentando sin necesidad de interferir en su vida.
La Crittercam se remonta a 1986 y la idea tuvo tanto éxito que hoy en día sigue utilizándose por decenas de fotógrafos y profesionales de National Geographic. Unas cámaras que lógicamente han ido haciéndose cada vez más ligeras y han permitido durante todos estos años obtener imágenes y vídeos espectaculares. Desde una visión que difícilmente habría sido posible sin estas cámaras.
Crittercam no es solo una cámara, sino una herramienta de investigación
Greg Marshall dirige hoy el Programa de Tecnologías de Imágenes Remotas de National Geographic, colaborando con científicos de todo el mundo montando estas cámaras Crittercam en decenas de animales. Como la rémora que le inspiró, la cámara está diseñada para sujetarse en su cuerpo pero no limitar los movimientos del animal. El objetivo es poder grabar los movimientos y desplazamientos desde la propia perspectiva del animal, obteniendo imágenes impensables con la presencia de un fotógrafo.
Sean tiburones, ballenas, tortugas, cocodrilos, pingüinos o focas, la Crittercam ha ayudado a National Geographic a producir decenas de documentales y obtener tomas únicas que incluso han permitido estudiar el comportamiento animal. En total, más de 40 especies se han estudiado con el uso de estas cámaras.
El uso de la Crittercam ha permitido por ejemplo observar el comportamiento de las tortugas marinas y se ha llegado a observar cómo tienen problemas con las bolsas de plástico, al confundirlas con medusas.

«Cada proyecto tiene sus dramas», explica Kyler Abernathy, directora de fotografía en remoto de la National Geographic Society. El equipo de Crittercam no solo ha podido fotografiar y captar a los animales, también intervenir en algunos de sus problemas o estudiar el impacto de ciertas acciones. La Crittercam por ejemplo ha servido para cronometrar el tiempo en que un búfalo supera el efecto del tranquilizante, el comportamiento de caza del pingüino emperador o el apareamiento de la tortuga laúd.
Fuente: Xataka