–En el escenario global en el que nos movemos, difícilmente, una tecnología se produzca 100% en un solo país. Por ejemplo, Argentina ha tenido mucha participación en el proceso de reentubado de la central nuclear de Embalse (Córdoba), ya que el 70% de los componentes de la obra fueron gestados en el país. Un proyecto que permitió extender su vida útil por treinta años más. Esto indica la existencia de una capacidad instalada en el campo. Hace poco, la CNEA presentó el primer tomógrafo realizado aquí e instalado en el Hospital de Clínicas. Pese a que se difundió como un logro del gobierno actual, gran parte del trabajo se había realizado durante la gestión anterior. Hay talento pero falta un mayor impulso y, sobre todo, cambiar la imagen social de la energía nuclear.

–Es decir que debemos superar la visión esquemática al respecto: es imposible negar los peligros potenciales de la misma manera que no se pueden obviar los beneficios que conlleva.

–Las sociedades, en la medida en que se van complejizando, deben incrementar sus niveles de control respecto de ciertas actividades que podrían causar mucho daño pero que, al mismo tiempo, son muy beneficiosas. Es un tema que requiere de mucho esfuerzo de divulgación porque el miedo, en muchos casos, está emparentado con la falta de información por parte de la población.

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